Cuando una persona se encuentra en un estado de alegría o placer, aumentan los niveles de un neurotransmisor del sistema nervioso central llamado dopamina. Lo mismo ocurre con las drogas, aumentan las concentraciones de dopamina responsable de las sensaciones placenteras que derivan en euforia y desinhibición lo que se hace adictivo “las personas asocian la ingestión de la droga con el estado emocional que experimentan y se acostumbran a esos niveles de este neurotransmisor y las necesitan para funcionar de manera adecuada y se va haciendo la dependencia”, explicó.


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